Hoy quiero tratar 5 mentiras sobre la innovación. Porque se han integrado en las empresas y son una de las principales barreras para avanzar y conseguir mejores resultados.
Las modas en la gestión de las empresas existen. Últimamente la moda es «emprender». Hace apenas un par de años era «internacionalizarse» y hace tres o cuatro era «innovación». Todas estas modas surgen como soluciones milagrosas para resolver los problemas que afectan a las empresas. Y claro, con una crisis que ya va para 5 años, pues ha dado tiempo a que muchos gurús, políticos aconsejados por gurús (o consultores de cámara, que los hay), e incluso consultores (cuanto vende humo hay en el mercado…) se hayan subido a la ola y hayan recetado a las empresas la fórmula del milagro que las llevaría al éxito.
En mi modesta opinión, todas las soluciones son necesarias, pero no todas son válidas para todas las empresas. Como un médico, un buen consultor debe diagnosticar la situación del paciente y proponer el tratamiento más adecuado. Por eso las soluciones estandarizadas me gustan tan poco y me inclino más por la consultoría artesana y el la inmersión en las empresas en la ejecución de las soluciones.
Pero a lo que iba. Vamos con las 5 mentiras sobre la innovación que no paran de contarnos:
1) Mentiras sobre la innovación: Para innovar necesito una subvención
De todas las mentiras sobre la innovación, es mi favorita. Mira que ha hecho daño. Lo digo después de lamerme mis heridas y tener que haber cambiado mi modelo de negocio en mi aventura personal. Muchísimas empresas (y si son PYMES digamos un 95%) se han acostumbrado a la cultura de la subvención y a realizar cualquier proyecto innovador en base a la subvención que existe.
Incluso algo tan simple como los cursos de formación, te preguntan que si se puede financiar con la Fundación Tripartita, porque si no, no te los contratan.
¿Qué ha pasado? Pues que cuando se han eliminado las subvenciones públicas, las empresas han dejado de innovar. Así de sencillo.
Se puede innovar sin subvención. Existen instrumentos de financiación (sobre todo, CDTI) que pueden utilizar las empresas. Igual que cuando se levanta una nave nueva: se consigue financiación y se devuelve el dinero con los ingresos futuros del proyecto. Pero claro, era mejor que saliera gratis…
2) Mentiras sobre la innovación: La innovación es para las grandes empresas
Más mentiras sobre la innovación. Vayamos a los datos reales para rebatir esta mentira. Informe COTEC 2011, sobre la innovación en España: el 50% del gasto en innovación en España lo generan las PYMES y el otro 50% las grandes. Y el gasto en formación en innovación, las PYMES han gastado 69 millones de euros, mientras las grandes 59 millones. Lo que pasa es que el Banco Santander gasta 1.300 millones de euros y en volumen, no pueden compararse con una PYME
Como lector habitual del blog, me habrás leído muchas veces que Innovar es cuestión de actitud y metodología. Cualquier empresa, independientemente de su tamaño y localización, puede innovar.
3) Mentiras sobre la innovación: La innovación es para las empresas que fabrican «cosas»
Hasta hace unos años (y todavía hoy en muchos negocios), se hablaba de innovación e inmediatamente se pensaba en un nuevo producto físico. Sin embargo, las empresas de servicios tienen un recorrido espectacular en los próximos años. De hecho, como sabes, me encanta ayudar a las organizaciones de servicios a innovar: en producto, en sus procesos, en organización o en su modelo de negocio.
Un ejemplo interesante sobre innovación en servicios: los despachos profesionales. Un sector absolutamente tradicional, transformado en commodity, donde sólo se compite por precio. Pues he descubierto una empresa de Zaragoza, Cuentica.com, que ha montado una asesoría on-line, que te ofrece un servicio personalizado a través de su plataforma de Internet y te presenta todos los papeles por 35 € / mes, un 70% más barato del precio de mercado de, por ejemplo, Alicante. No han innovado en producto (al final el asesoramiento es el mismo), sino en la «producción» del mismo. Han reducido los costes, los precios y han ampliado exponencialmente su mercado. Si eres un profesional autónomo o una spin-off recién creada, te lo recomiendo encarecidamente.
4) Mentiras sobre la innovación: La innovación es la solución a mis problemas de ventas
En el momento de la «burbuja innovadora», cuando teníamos subvenciones para pagar planes estratégicos que se quedaban en un cajón, se vendía la innovación como la solución mágica a los problemas de reducción de la facturación.
Pues es imposible innovar y mejorar las ventas a corto plazo. Resulta que desarrollar proyectos de innovación lleva tiempo y los resultados no son inmediatos. Si la empresa tiene un producto o servicio peor que el de la competencia y decide innovar para ser mejor, va a tardar un tiempo: diseñar el producto, encontrar la tecnología, producirlo, y sobre todo, venderlo.
Porque cuando se innova en producto, no se tiene la seguridad de que el mercado lo vaya a aceptar. Procter&Gamble, una de las empresas más innovadoras del mundo, tiene una tasa de éxito de sus nuevos productos de un 30%!!
5) Mentiras sobre la innovación: Innovar es fácil
Seamos claros, si innovar fuera tan fácil, todas las empresas lo harían. Sin embargo, solo el 18% de las empresas españolas innovan. Apenas 32000 empresas. Innovar es complejo, porque no existe un único camino. Se pueden definir los sistemas de innovación, que son absolutamente necesarios, utilizar herramientas, como las que explico en mi primer ebook o contar con software avanzados (por ejemplo IbO) para gestionar todo el sistema de objetivos o incluso contratar a consultores externos.
Pero innovar es complejo. Hay riesgo de que no se acierte con el proyecto. Algunas ideas que, en el papel son interesantes, son inviables en la práctica. Y luego hay que gestionar personas para conseguir llevar las ideas a la práctica. Es difícil, pero apasionante. Porque el subidón que te llevas cuando, después de muchos meses de trabajo consigues que un proyecto salga bien, no tiene precio. Quizás esta es una de las razones por las que me dedico a la innovación 🙂
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13 comentarios
Buen artículo.Pisando suelo que es lo que hace falta Graciad
Muchas gracias por comentar Begoña. Intento plasmar mi experiencia real para ayudaros a los dedicáis tiempo a seguir el blog. Me alegro que te haya gustado.
Un abrazo,
ANGEL
Te felicito por el articulo, especialmente en lo de las subvenciones, que segun como lo miremos, ha hecho su parte de «daño» por «mal-acostumbrar» a las empresas. Cara al futuro, la Innovacion, mas que una opcion, será una necesidad.
Herramientas online como Gestionnova, nos pueden ayudar en el proceso.
Gracias por tus comentarios José María. Le echaré un vistazo a Gestionnova.
Un abrazo,
ANGEL
Hola. gran aporte. Estamos acostumbrados a las subvenciones?¿ Hasta cierto punto. Porque se han eliminado? una gran culpa la tienen las grandes empresas que han acaparado con todo el capital, y al final a los pequeños nos han dejado sin nada.
Hola Rubén. Mi opinión respecto a las subvenciones es que ha habido para todos (CDTI, regionales, locales), pero especialmente las de los pequeños, no se han utilizado adecuadamente para modificar modelos de negocio, o innovar radicalmente en producto. Muchas veces (no todas, pero sí la mayoría), el dinero de la subvención se ha utilizado para pagar un plan estratégico, que luego se ha guardado en un cajón o para pagar una mejora de la página web.
Las grandes empresas tienen otros intrumentos, como los grandes proyectos CENIT o los CDTI de I+D, que eran muy difíciles de utilizar por las pymes.
Un abrazo,
ANGEL
Enhorabuena y gracias por el análisis !
No obstante, echo en falta la mayor mentira de todas, y la más conocida por todos: la inversión que las empresas declaran hacer en innovación es totalmente falsa. Las cifras publicadas corresponden simplemente a la inversión que se supone que tendrían que hacer para tener dereco a las subvenciones que reciben y esta mentira es conocida por todos: por las organizaciones solicitantes, por las subvencionadoras y por los auditores que certifican los gastos que se les presentan como realizados sin investigar lo más mínimo.
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