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Paula Carsi y las ingenieras del futuro

Hola, ¿qué tal? Soy Ángel Alba, de Innolandia.es, y bienvenidos a un nuevo episodio del podcast «El día a día del innovador«.

El episodio de hoy, los que estéis viendo el vídeo ya veis que es raro.

 

 
Hay tres ventanas, normalmente son dos, hoy son tres y tiene una historia de por qué lo estamos haciendo.
 
Esto empieza las navidades pasadas, en las que en una conversación con mi hija Lucía, que la tenéis ahí, me preguntaba si conocía chicas que fueran como Tony Stark, Iron Man.
 
Ya sabéis que los Vengadores, Marvel y todas estas cosas que me gustan a mí. Que inventara y construyera robots que fueran alucinantes.
 
Y, entonces, me vino a la cabeza, Paula, que es la que tenéis en el otro cuadrito. Paula es ingeniera robótica en Ford, además de subscriptora de Innolandia, que la tengo fichada.
 
Y entonces se me ocurrió una locura, de las muchas otras que se me pasan por la cabeza.
 
Y es: «Oye, ¿y por qué no contacto con Paula y se la presento a Lucía?» Mejor: «¿Por qué no le haces tú, Lucía, una entrevista a Paula en el podcast?». Y así surge la idea.
Así es que un par de mensajes en LinkedIn, un par de correos y nada, aquí estamos los tres.
 
La semana después de la Semana de la Mujer y la Niña en la Ciencia, o sea, que encaja bastante bien.
 

Lo primero, Paula, muchas gracias por aceptar. Yo creo que es superimportante que nuestras chicas conozcan a mujeres como tú, que puedan ser referentes para que puedan dedicarse a lo que quieran. Ya sean ingenieras, a montar robots o a naves espaciales. Así es que muchísimas gracias por estar aquí.

 
Para los que no la conozcáis, Paula, es ingeniera aeroespacial y aeronáutica, aprendiz empedernida.
 
En su perfil de LinkedIn podéis ver todas las cosas que se dedica a hacer, y luego os va a contar más cosas.
 
Hemos estado hablando fuera de cámara. Y actualmente es la mánager de Innovación, y es, que ya nos dirás que es, a nivel europeo para Ford.
 
Paula, lleva una carrera meteórica porque con 24 años fue la gerente de Robótica de Nuevas Tecnologías más joven de Ford, y además estás involucrada en historias como mentora en el programa Stem Talent Girl, al fomentar esté tipo de vocaciones científico-técnicas en nuestras chicas.
 
Así es que como he dicho que está un poco locura, le voy a dejar a Lucía, que empiece con las preguntas.

 

Para empezar la entrevista, empecemos con la pregunta del título del Podcast. ¿Cómo es tu día a día? ¿Qué tareas sueles hacer?

 

¿Mi día a día? A ver. Realmente me levanto muy temprano porque me gusta llegar a la fábrica muy pronto, sobre las 6:30, 6:45, estoy ya por la oficina, y siempre tenemos el café de la mañana donde nos ponemos un poco al día y nos energizamos entre varios compañeros.

Y luego ya aprovecho el tiempo hasta que llega el resto del equipo para ponerme un poco al día y priorizar las cosas más importantes del día.
 
Y luego es verdad que principalmente entre las 8:30 y las 4:45, que es el horario del equipo, normalmente me dedico al equipo.
 
Tenemos, principalmente, muchas reuniones y revisiones sobre los diferentes proyectos que estamos llevando, tanto aquí, en la planta de Valencia, como en el resto de plantas europeas.
 
Es verdad que las tecnologías nos han permitido que desde aquí en Valencia podamos gestionar el departamento a nivel europeo.
 
Aunque es verdad que también viajo muchísimo, porque al final es muy importante el contacto con las personas y poder ver los proyectos en las plantas.
 
La mayoría de los proyectos que trabajamos tratan de usar tecnologías actuales para solucionar los problemas o buscar mejoras dentro de las líneas de fabricación de la planta.
 

Mi día, ahora mismo, está centrado en formar parte de estas revisiones y la generación de ideas con el resto del equipo -que por suerte tengo un equipazo-, para ver de qué manera podemos trabajar en estas soluciones utilizando robótica, utilizando visión artificial, inteligencia artificial, impresión 3D, y muchas herramientas digitales y de analítica de datos para buscar estas mejoras.

Junto con el equipo que está dedicado a estos desarrollos, y lo que nosotros decimos que son nuestros clientes, que es la gente de las plantas, revisamos esas necesidades, buscamos ideas, trabajamos en el desarrollo de ellas y trabajamos con las plantas para que sean implementadas.

Siempre hay una parte mucho más de oficina, de pensar y tal, y luego una parte que es la parte que más me gusta a mí, que es la de ver las cosas pasar en la planta.

Trabajar con la gente que realmente va a buscar esas soluciones y que realmente tiene el conocimiento de los problemas y de los procesos para que el proyecto sea un éxito.

Entonces, yo he tenido una evolución de ser la ingeniera que programaba los robots y que digamos, daba vida un poco a esas soluciones, a ya poder pasar a gestionar el equipo que hacía eso para la planta de Valencia y ahora a nivel europeo.

Entonces, digamos que mi posición ahora mismo es un poquito más estratégica, porque me dedico a quitarles las paredes con las que se encuentran, y a buscar un poquito de alineamiento entre las distintas partes del equipo.

Puedo decir que las reuniones que más disfruto en el día son las que tratamos las cosas técnicas y donde realmente sientes que estás aportando soluciones que vayan a aportar valor a la planta

 

Y ahora me gustaría saber un poquito, ¿qué es lo que más te gusta de tu trabajo?

 

Lo que más me gusta de mi trabajo es las personas, y eso es algo que he descubierto una vez que he llegado ya al mundo laboral.

 

Siempre me había gustado mucho la parte científica, por eso estudió lo que estudio.

Cuando tuve la oportunidad de empezar a trabajar en Ford, me di cuenta de que no solo disfrutaba la parte de las tecnologías y de realmente desarrollar soluciones, sino la parte de poder trabajar con personas. Siempre he dicho que hay una magia y un poder especial cuando juntas la tecnología y las personas, porque son capaces de retroalimentarse para generar soluciones muchísimo mejores. Y eso es lo que más me gusta de mi trabajo. Por eso nunca me quedo en casa para trabajar, siempre voy a la fábrica, porque necesito ver ese contacto humano y ese reconocimiento, al final, que tiene tu trabajo cuando ves que las cosas salen y que la gente se desarrolla, la gente crece, la gente se siente valiosa al realmente poder dar soluciones reales, que las ves.

Las personas y la combinación que somos capaces de hacer con la tecnología y las personas, y no solo con el equipo que lo está desarrollando, sino con el equipo que lo recibe y que además se siente también parte de todo eso.

Yo siempre he dicho que es una de las claves del éxito de la innovación en Ford.

El proceso de idear y de implementar que tenemos, donde el cliente es parte de la solución, desde el principio, para que lo pueda comprar.

Entonces, ir por la planta y ver tantas cosas de las que has sido parte, que están funcionando y que realmente están sirviendo de valor, creo que es lo más bonito del trabajo. Ver cómo -junto con las personas y las tecnologías- aportan valor a la velocidad de cambio que tenemos. Eso yo creo que es lo que más me gusta.

 

¿Qué es lo que menos me gusta?

 

Lo que menos me gusta es la parte más burocrática y política.

Y supongo que en estos últimos años, el haber tenido la posibilidad de ir ascendiendo en puesto más de responsabilidad y gestión, te toca también aceptar que hay una parte muy burocrática y política dentro de las empresas, y que tanto choca con la parte creativa e innovadora que tanto disfruto.

Pero que entiendes que es necesario también, y que es verdad que intento ponérmela o echármela yo a la espalda y proteger al equipo de todo esto. Pero es algo que hay que aprender, y que además yo siempre digo que acepto que existe, pero no acepto que tenga que ser así de por vida.

Tengo mi propia guerra personal de conseguir que eso mejore dentro de Ford, al menos dentro de mi área de influencia. Pero sí que es la parte más compleja.

Y cuando te abres a un mundo europeo, por ejemplo, hay intereses contrarios entre distintos países, hay culturas que chocan. Al final, hay que priorizar y alinear a todo un continente dentro de una compañía y en una dirección, es complejo, porque al final dices: «Jolín, si solo queremos hacer cosas buenas, ¿cómo puede ser que cueste tanto?».

Pero es la complejidad que tienen también las personas para lo bueno y para lo malo. Entonces, yo creo que eso es un poco lo que más me cuesta, esa parte un poquito más política en la que hay que navegar.

Hay un artículo que leí, muy chulo, que dice: «Hay que aprender a no estar de acuerdo», que eso decía un poco en inglés, ahí una traducción un poco chunga.

Pero es verdad, siempre tener distintas opiniones y una diversidad en el equipo, es superpositivo, mientras se haga de una forma constructiva, nos mejora a todos. El problema es cuando ya no es tan constructiva .Así es. Luego también la forma en la que se lleve las diferentes opiniones, si a la gente le sienta bien o le sienta mal.

Es también como se lleve.
Correcto. Y hay que estar abierto a aprender a todos, pero a la vez no dejar que se vaya un poco de madre el tema.
 
 

De los proyectos que hayas hecho, ¿cuál ha sido el que más te ha gustado?

 

Elegiría varios, por distintos motivos, y voy a trasladarme a mi época de ingeniera programadora de robots.

La verdad es que recuerdo con muchísimo cariño el primer proyecto que hice en Ford. Siento que fue una curva de aprendizaje brutal y lo recuerdo con mucho cariño, porque fue el primero, y además conseguimos que fuera un éxito, pero a la vez costó muchísimo.

A mí aquí también me enseñaron que las cosas que no cuestan, no valen, y se aprende muchísimo más. Fue un proyecto que fue el primer robot colaborativo que metimos en la planta de motores, de aquí, de Ford.

El proyecto automatizaba el montaje de las bujías en el motor de combustión. Era un proceso que tenía sentido utilizar un robot colaborativo por dos motivos: Uno, porque necesitábamos que en el espacio de montaje convivieran el robot y la persona, por los distintos procesos que se realizaban en esa estación. Y, por otra parte, las bujías, la cerámica de las bujías, es una parte de la bujía y del motor muy crítica. Y teníamos muchos problemas de calidad debido al montaje de estas bujías, se dañaban y se rompían. Entonces, el robot colaborativo, con su capacidad sensitiva, nos permitía tener mucho más control del proceso y tener un feedback instantáneo de si había habido algún pequeño golpe mientras estábamos insertando la bujía. Al final hay que entender que la bujía se inserta en una cavidad que está interna y no conseguimos verla. Entonces, necesitábamos tener un feedback del proceso sin poder verlo, y eso lo hacíamos gracias a la sensórica del propio robot

Entonces, era un proyecto al que nos lanzamos después de que entendiéramos un poco cuáles eran las ventajas y desventajas que tenía la robótica colaborativa, cómo la podíamos utilizar, y cuando ya habíamos aprendido un poco de eso, y había tenido yo la oportunidad de trastear con el robot y aprender cómo programarlo y tal, elegimos esta aplicación como la primera a la que tirarnos un poco para adelante.

Recuerdo un proceso de convencer al resto del departamento de que era algo que tenía sentido, de venirme aquí cuando dejaba la producción parada en verano y en navidad, hacer pruebas, cargándome el robot y llevándomelo a Valencia, para hacer las pruebas, y cogíamos ahí unas pinzas e intentábamos de alguna forma hacer pruebas un poco chapuceras, pero que al final nos pudieran ayudar a aprender si era posible o no era posible lo que estábamos intentando. Y a partir de ahí, conseguimos que tuviera sentido el proyecto y nos tiramos para adelante.

Pero es un proyecto muy complejo donde tuvimos que aprender mucho y que ir mejorando mucho, y además necesitamos la ayuda de mucha gente de la planta también para que funcionara. Me acuerdo que soñaba y todo con el proyecto. Yo me levantaba por la mañana y lo primero que hacía cuando entraba a la planta era irme a la estación a ver si estaba en marcha, si no estaba en marcha, si la habían parado, qué había pasado por la noche. Y recuerdo que la estación se convirtió en mi oficina, yo ya me tiraba el día ahí

Y con un aprendizaje de, por primera vez, ver que eras capaz tú mismo de construir con tus manitas algo que estaba funcionando en la planta, y luego sobre todo eso, los aprendizajes a nivel de persona, de las relaciones con los operarios y la gente del equipo que hacía funcionar el robot y como te daba otra perspectiva de cómo enfrentar los siguientes proyectos. Ese es uno de los que recuerdo con más cariño.

Luego hay otro proyecto que empecé como ingeniera y termine ya como gerente, fue justo en esa transición, en el que me siento bastante orgullosa por el proceso de ideación y de creer en lo que hacíamos, ir un poco en contra de todo, y que además luego valió de grandes premios a nivel global dentro de Ford, y es un proyecto que hicimos donde queríamos automatizar un proceso, también como un robot colaborativo, porque necesitábamos las capacidades del robot colaborativo, pero por la fuerza y el momento de fuerza que había que hacer el apriete de la tuerca, no podíamos utilizar los robots colaborativos que estaban en el mercado.

Necesitábamos las capacidades de un robot industrial mucho más grande, pero necesitábamos que fuera colaborativo. Y a raíz de una otra idea que vi un día en una feria, empezamos un poco a unir los puntos, contactamos a esta empresa, era un departamento de una universidad de Austria, y les convencimos de que su producto nos podía servir a nosotros para otra funcionalidad que ellos no habían ni pensado, que era poder cubrir al robot industrial de este tipo de piel que estaban diseñando ellos, que al final era una piel sensitiva, que por diferencia de presión era capaz de darse cuenta de que lo estabas tocando.

Entonces, digamos que nos inventamos el concepto de convertir en colaborativo un robot industrial. Y fue un proceso también bonito, de convencer a esta empresa de que se pusiera a colaborar con nosotros, de meter al equipo de desarrollo de Estados Unidos también con nosotros para apoyarlo, y de hacerlo realidad también con la ayuda y soporte de pequeñas empresas de aquí de Valencia. Que es una de las cosas que más me gusta siempre, poder hacer crecer también con nosotros a la industria local.

Y que haya acabado en una historia exitosa, con premios y reconocimientos a nivel global, creo que es muy bonito. Y además, ahora está empezando a replicarse en otras zonas de la compañía. Así que éxito total del proyecto, que costó, fue largo, pero fue muy bonito.

 

De esos proyectos iniciales que empezaste a lo que estáis haciendo ahora, hasta donde nos puedas contar, ¿ha cambiado mucho? No tu trabajo, sino la tecnología que estáis implementando, ¿ha cambiado mucho, las necesidades son muy diferentes y cómo ha evolucionado eso?

 

La evolución es grande, depende de en qué área tecnológica.

Si lo miro así, un poco con perspectiva, yo creo que ahora es como que cualquier tecnología se ha bañado de inteligencia artificial. Es como si se hubiera empoderado, en general, a cualquier tecnología, con un poquito más de inteligencia.

Y han aparecido tecnologías nuevas o han explotado otras tecnologías a nivel industrial, como por ejemplo la fabricación aditiva. Para nosotros es una fuente de ahorro increíble y que está, o sea, como seguimos creciendo mucho, no solo en distintos usos que le damos, sino en distintos materiales, distintas tecnologías.

Hay tecnologías que han evolucionado muchísimo, ahora seremos capaces de hacer. Si miras la robótica, no veo tanto cambio en la robótica en sí, o en el tipo de aplicaciones que hacemos.

Sí, en la manera en que las hacemos, porque buscamos conceptos mucho más inteligentes, una vez tienes un conocimiento mucho más grande de usarlas. Eso es un poco mi experiencia. Cuantos más sabes, desbloqueas otras oportunidades, porque eres capaz de utilizar la tecnología de una manera muchísimo más inteligente, e incluso empezar a combinarlas, que ha sido también uno de los pasos que hemos dado.

Ya no es robótica y visión artificial, sino que todo un proyecto con robótica móvil, más robótica colaborativa, más inteligencia artificial, más visión artificial, la oportunidad de automatización es mucho más potente. Pero desde luego, ahora mismo imaginarte un proyecto sin inteligencia artificial, sin datos y sin automatizaciones, es casi imposible. Yo creo que la evolución ha sido más eso, no tanto en la tecnología, sí en las capacidades inteligentes de esta.

 

Nos gustaría saber, ¿cuáles son los programas que más sueles utilizar, y si podrían ser utilizados por adolescentes como yo?

 

Ahora he vuelto a la gestión, aunque yo intento siempre innovar, incluso, también en la parte de gestión e ir a la parte un poquito más inteligente que nos quite tiempo.

Pero ojalá tuviera más tiempo para tocar las herramientas que el equipo utiliza. Así como resumen, yo te diría, en la parte de robótica, es verdad que cada fabricante tiene un lenguaje diferente, pero hay fabricantes que trabajan un poquito más en Java, y otros que tienen sus propios lenguajes basados en Linux. Pero al final, más o menos, todos los robots se programan de la misma manera o de maneras muy similares.

Luego, en la parte de visión artificial, se está migrando muchísimo a usar Python para todos los modelos de inteligencia artificial aplicados a la imagen.

Es el gran mundo que se ha desbloqueado a nivel industrial en los últimos dos, tres años, es donde ahora estamos haciendo mucho desarrollo, y utilizamos librerías de distintos fabricantes de visión artificial. Y luego, por la parte más de lo que nosotros llamamos «los pilares digitales», hay un poquito de todo, hay mucho de tema de bases de datos con las que trabajamos, desde SQL hasta grandes: MongoDB, Elastic o grandes bases de datos a nivel de Big Data.

Y luego, utilizamos también mucho tema de dashboard, de visualización de datos, que al final podamos servir la información de una forma valiosa a los operarios, a los mánager, que luego tienen que tomar decisiones con esos datos. Ahí utilizamos algunas herramientas propias de Ford, de Qlik Sense, QlikView, Power BI, todo ese tipo de visualizadores de datos, de una forma sencilla e intuitiva, también trabajamos mucho por ahí.

Hay muchísimas herramientas que se utilizan dependiendo de las distintas aplicaciones. Y luego, mucha parte que trabajamos con simulación, simulaciones para un poco visualizar lo que nosotros tenemos en la cabeza, eso qué resultado va a tener luego en producción, simulaciones tanto de las estaciones robóticas que queremos hacer, como mucho para el tema de robótica móvil.

Si queremos automatizar otras logísticas, necesitamos saber primero las cantidades de robots que vamos a necesitar, si vamos a tener algún problema de tráfico, incluso cambios de ingeniería que queremos hacer en las líneas, necesitamos simular si eso va a hacer más o menos eficiente de lo que ahora mismo tenemos. Entonces, ahí también hay mucho trabajo que se utiliza.

 

¿Qué cosas podrían utilizar los adolescentes de hoy en día?

 

Yo creo que la mayoría de cosas que utilizamos son bastante intuitivas, y yo siempre recomiendo que cuanto antes se pueda hacer, digamos, aguzarlo, y así sentirse cómodo con esos lenguajes, es muy positivo.

Yo tengo la sensación, sin ser una experta ni muchísimo menos, que ahora mismo, hoy en día la inteligencia artificial está prácticamente al alcance de cualquiera, de la forma en la que han sido capaces de empaquetarlo las grandes compañías. Y que hay muchísimo con lo que se puede trastear hoy en día. Incluso, cuando miro las distintas empresas de visión artificial, como por ejemplo, Cognex, es una programación muy sencilla realmente para poder aprender desde pequeñito.
No sabría muy bien qué recomendar así directamente. Ya te digo, me gustaría tener un poquito más de trato directo personalmente, y siempre que puedo, me apunto a cursos.

Luego los lenguajes se aprenden, pero es esa lógica de cómo tienes que plantearlo, lo que sí que hay que entrenar muy bien y sentirte muy cómodo utilizando las distintas herramientas que existen.

Yo creo que hay una parte muy poderosa que es sentirte útil con tus propias manos. Saber que sea tu trabajo o no, si quieres, puedes ponerte y hacerlo. Eso creo que es superpoderoso y que cuanto antes se empieza desde pequeño, más útil te sientes desde el principio, más capaz de cualquier cosa. Yo lo veo con la última gente que hemos contratado en Ford y los becarios, y tales, vienen con otra sensación de capacidad, como que se sienten mucho más capaces de ponerse a cualquier cosa, da igual lo que hayan estudiado, «échaselo ahí adelante que ellos se buscan la vida para hacerlo». Eso no lo veo tanto en la gente que lleva más tiempo.

 

Es una duda que me ha salido ahora mientras has hablado con ella. Dependiendo del proyecto que tengáis que hacer, ¿necesitáis un programa u otro o utilizáis uno mayoritariamente?

 

Depende mucho, porque depende mucho de la tecnología, depende mucho de cada una de las plantas, también son distintas. En carrocería se trabaja distinto que en pintura, que en montaje.

Pero sí que es verdad que intentamos estandarizar todo lo que podemos, porque hay una parte muy importante de implementar cosas en planta, que es que luego se tiene que mantener. Yo siempre digo que el éxito de los proyectos, es que cuando tú te vayas y vuelvas unos meses después, siga funcionando exactamente igual.

Entonces, hay que hacérselo fácil a la gente que está trabajando y manteniendo toda esa tecnología día a día. Sí que intentamos estandarizar, que los PLC sean más o menos de una misma marca y que utilicen el mismo estándar de programación, los robots que sean también entre una o dos marcas, no mucho más, para que tengan el mismo tipo de programación. Intentamos que conforme vas creciendo, cada vez es más importante esa parte de estandarizar.

Pero es verdad que hay una parte de la innovación o de generar cosas nuevas que implica lo contrario. 

Entonces, sí que tenemos bastante flexibilidad en ese sentido.
 
 

En un mundo tan hipertecnológico de que si me escuchas por el chat, lo estamos viendo nosotros mismos, con la locura del chat GPT, todas estas películas que nos han puesto la inteligencia artificial aquí al lado, en este mundo que cada vez va a ser más tecnológico, ¿cuál es el rol de las personas y de los equipos?

 

Es una buena pregunta. Y yo reconozco que como decías, últimamente, que está saliendo tanto artículo y tanto análisis, que con los últimos avances, asusta un poco.

Pero yo sigo viendo que en el día a día, y mira que al final yo siento que a pesar de ser una empresa, el área en la que yo trabajo de fabricación, creo que nos hemos convertido en una empresa tecnológica por la cantidad de tecnología que trabajamos. Y siento que las personas son las que realmente hacen que la tecnología se convierta en valor. Por una parte, le dan sentido, le dan negocio, digamos, a la tecnología.

Al final es esa unión de entender cuáles son las necesidades, entender tus procesos, entender la tecnología y entonces poder hacer un poquito esa unión de las cosas y luego le ponen también mucha creatividad. Eso no sé si algún día nos suplirán también en eso, pero eso para mí es la gran diferencia. Yo siempre pienso que la tecnología es una herramienta, y es verdad que la hemos enseñado a pensar muy parecido a nosotros y a hacer muchas de las tareas que somos capaces de hacer, pero sigo pensando que hay una parte creativa de las personas, muy importante.

Y luego le dan responsabilidad. Creo que la tecnología es una herramienta y hay que saber usarla para lo bueno y para lo malo.

Yo hacía el ejemplo de que el éxito, al final, de poner una tecnología en una línea de fabricación y que funcione, solamente se puede atribuir a las personas que lo diseñan, que lo desarrollan y que lo usan. Y, a su vez, el mal uso de esa tecnología, también solo se puede atribuir a las personas.

Creo que hay una parte muy importante de sentirte responsable de qué estás haciendo con esa tecnología y en manos de quién la pones y de qué manera. Y de no olvidarte nunca de para qué lo estás haciendo. Cuál es nuestro objetivo, para qué estamos haciendo esto y no te olvides de esto. Yo creo que si unimos esas tres cosas, esa parte de ponerle sentido, creatividad y responsabilidad, es lo que realmente hace que la tecnología se convierta en un valor positivo para las empresas y la sociedad. Y espero que eso no nos lo quiten nunca.

 

Un par de preguntas personales. ¿Qué fue lo que hizoencaminarte a tu carrera de ingeniera? ¿Erais muchas chicas en clase?

 

Mi carrera de ingeniera. Tengo que reconocer abiertamente, aunque a algunos les sorprenderá, pero tenía muchas dudas. Muchas, muchas dudas. Tenía claro que quería hacer algo de ciencias. Me encantaban las ciencias, me encantaban las matemáticas, me encantaba la física, cuando tuve la oportunidad de empezar a hacer tecnología, me encantaba la parte de tecnología, pero también se me daba muy bien lo demás. Se me daba muy bien la parte de letras, se me daba bien la música, se me daba bien la parte de biología, y tenía sentimientos encontrados con tirarme más hacia las ciencias puras o ingeniería, o abrir la puerta a la medicina. Porque es verdad que, como luego se ha ido viendo, tenía ese feeling de que en la medicina iba a haber mucha tecnología también, y si era capaz de tener las dos cosas, podía hacer mucho bien también ahí. Entonces, hasta el último momento me abrí los dos caminos.

Decidí hacer bachiller tanto de ciencias tecnológicas como de ciencias puras para seguir abriéndome la puerta a poder hacer medicina. Y de hecho, cuando tuve que tomar la decisión, mi primera opción fue ingeniería aeroespacial y mi segunda opción era medicina, porque seguía sin tenerlo muy claro.

El resumen, un poco, por el que decidí poner ingeniería en el principio, fue porque supongo que a todos nos marcan también profesores y yo he tenido muchísima suerte en mi etapa de educación, los profesores que me he ido encontrando, algunos han sido familia, casi familia y padres para mí.

Y es verdad que en la parte de tecnología encontré un profesor que -al día de hoy, por suerte- seguimos teniendo muchísima amistad, pero que la forma en la que me enseñaba la tecnología, unía los dos mundos. Unía esa parte de utilizar ingeniería utilizar digamos ciencia para resolver problemas del mundo. Y yo digamos que me construí ese argumento y dije: «Esto parece un buen campo para mí». Y revisé un poco todas las ingenierías que había, e intentas, desde tu punto de niña -porque sigues siendo una niña cuando tomas la decisión lo que quieres estudiar- imaginarte qué vas a poder hacer en el mundo con eso, y uní esa parte de solucionar cosas del mundo con el interés que a mí me generaba todo el tema del espacio.

Creo que simplemente por sentir que era algo más desconocido para muchos, o más inalcanzable para muchos, me llamaba mucho la atención. Y por eso tiré por ahí, la verdad. Un poco con ese espíritu de: «Quiero sentir que soy útil resolviendo problemas del mundo usando ciencia real. No inventando en las cosas, sino con ciencia real, problemas del mundo». Y ahí tiré. Y entonces, al final, como me aceptaron en mi primera opción, luego ya fue un camino de aprender y disfrutar, donde te das cuenta de que es muy distinto lo que– es como muy difícil de imaginar el contenido de las carreras y luego las cosas que realmente te gustan o no te gustan de cada carrera.

No éramos muchas chicas, de hecho, en el bachiller tecnológico yo creo que 35, así que éramos en clases, no sé si éramos cuatro, cinco chicas.

Y luego, de 100 de la carrera en Ingeniería Aeroespacial, no éramos ni diez chicas. Pero reconozco que nunca ha sido un problema para mí. Era un número llamativo, pero nunca lo he visto un problema.

Al final, he tenido la suerte de que me educaran en elegir lo que quieres, y ya está. Y ojalá a todo el mundo lo eduquen así, porque considero una ventaja que yo no tuviera ese sesgo mental para tomar las decisiones y que simplemente tuviera que pensar qué es lo que quería hacer. Y ya está. Luego lo he visto en otra gente donde sí que le condicionó su decisión y creo que es lo que tenemos que conseguir eliminar, que al final cada uno, independientemente de la cantidad de gente, de chicas o chicos que haya eligiendo cosas, sienta que lo puede hacer o que pueda elegir libremente lo que quiera hacer.

Sí. Porque al final, si eliges algo que no te gusta, vas a vivir mal, que no vas a ser feliz con lo que hagas y eso como que no ayuda a nadie.

Y que al final, yo me he dado cuenta -y ojalá me lo hubieran dicho cuando yo tomé también mis decisiones-, el mundo cambia mucho más rápido de lo que nos imaginamos. Y cuando tú vas a tomar las decisiones de lo que quieres estudiar o a qué te quieres dedicar, te intentan hacer el ejercicio de que te proyectes a equis años vista dónde te ves o de qué te quieres ver trabajando. Es imposible. El mundo, desde que yo tomé la decisión de que quería estudiar Ingeniería Aeroespacial, no se parece en nada al mundo de hoy en día y no hace tanto que salí la carrera. Pero ni la industria aeroespacial se parece en nada a como era ni la tecnología se parece a como era ni los contenidos que ahora se dan en la carrera son iguales ni las herramientas que se utilizan. Entonces, yo soy una fiel creyente de: «Estudia lo que te guste y lo que disfrutes, y si eres bueno, tendrás trabajo seguro y disfrutarás ese trabajo seguro». Es que obviamente hay que ser consciente de las limitaciones que puedan tener unas cosas y otras, pero es que luego, conforme vas conociendo más y más cosas, te vas un poco enfocando a las cosas que más te apasionan. Yo nunca hubiera sido capaz de decir, con 17 años, cuando tomé la decisión de lo que quería estudiar, que me iba a apasionar la tecnología con las personas y que la innovación iba a ser la pasión de mi vida. Imposible. Nunca.

Jamás había escuchado hablar de innovación para entonces. Y al final, vas viendo las cosas que te van pasando en la vida y dices: «Pues, esto me gusta». Y otras cosas que a lo mejor pensaba que me iban a apasionar mucho más, cuando ves en compañeros míos de la carrera, la pasión que tienen por los aviones y el tiempo que eran capaces de dedicarle y tal, yo decía: «A mí no me apasiona tanto. Aquí algo falla. Mi camino debe ser otro». Y no pasa nada. Pero cuando te das cuenta.

 

Mi última pregunta. Con todo el trabajo que tienes, que ya veo que es mucho y todos los viajes, ¿qué haces en tu tiempo libre? ¿Qué hobbies tienes? ¿Qué te gusta hacer?

 

Hago muchas cosas y está empezando a ser un problema porque ya me falta el tiempo por todos los sitios, pero de momento me resisto a eliminarlas de mi vida y espero que, al revés, que cada vez vuelvan a encontrar un poquitito más de espacio y un poquito menos en el trabajo.

Pero mi principal ocupación fuera del trabajo es el deporte. Soy una loca del deporte desde que he sido muy pequeña y de hecho siempre mi madre y mi abuela siempre me decían: «Pero chiquilla. ¿Cómo tienes tiempo y energía para tantas cosas?». Yo siempre les decía: «Es que no me entendéis. A mí esto no me quita energía, me da energía». Y es un poco la forma en la que yo utilizo el deporte, es una recarga total. He hecho muchos deportes en mi vida, pero es verdad que hay uno que me ha apasionado por encima de todos, y no sé explicar tampoco por qué, y es el fútbol. 
Y la verdad es que el fútbol se convirtió en un pilar fundamental en mi vida, que además me ha dado muchas lecciones y me ha hecho aprender muchas cosas que luego podía aplicar en mi mundo profesional. Es verdad que en algunos momentos ha sido un poco un reto, gestionar las cosas, los estudios a alto nivel, cuando empecé a trabajar, el máster, en tu vida personal, es una exigencia muy alta a esos niveles. Pero también me ha ayudado mucho a ser muy organizada en ese sentido, con el tiempo, y sobre todo en la parte de gestión de equipos. Hay una analogía brutal en lo que es gestionar un vestuario de deporte y gestionar un equipo. Yo siempre digo que el fútbol me ha dado mucho y me ha hecho mucho como soy.

Y esa capacidad de esfuerzo brutal que hoy en día somos capaces de poner en el trabajo, te la da el deporte, y yo lo veo en mucha gente que tengo en los equipos y tal, hay algo diferente en la gente que ha sido deportista de alto nivel y la gente que no.

Hay unos valores que se construyen, sobre todo si son deportes de equipo, pero también en los individuales, esa capacidad de esfuerzo y de responsabilidad muy potente. Ahora ya no me dedico al fútbol, tuve que tomar una decisión porque ya no cabía todo y porque, al final, las prioridades también van cambiando y te cansas de estar viajando todos los fines de semana del año por el mundo.

Pero sigo ligada al fútbol porque decidí, gracias a conocer el deporte hace tres años, ahora jugamos al fútbol playa, varias excompañeras mías y otras compañeras actuales. Conocimos a través de la selección valenciana, que nos llamaron para jugar un campeonato de este deporte, y la verdad es que nos llamó muchísimo la atención. Era como estar ligada al fútbol, pero aprender algo nuevo, después de tantos años haciendo lo mismo, esto era un reto nuevo para todas, que lo hemos cogido con muchas ganas y acabamos creando entre cuatro el primer club en la comunidad valenciana de fútbol playa femenino, aquí en Valencia.

Y es diferente, porque es verdad que es un deporte muy de temporada, que se juega desde mayo a septiembre, más o menos, principalmente, y te permite otra flexibilidad que la que me exigía el fútbol. Y también me permite poder dedicarme a otras locuras que también empecé hace unos años. Empecé probando con los triatlones y las medias maratones.
Pero es una forma de seguir poniéndote retos a ti mismo y conectada un poco a otro mundo, si no, el trabajo totalmente te absorbe. Entonces, esa parte me da mucha vida. Y luego, la otra parte de mis hobbies son los amigos y viajar, viajar mucho. Tengo la suerte de que me puedo gestionar el trabajo con mucha flexibilidad y viajo muchísimo al año, y me encanta, la verdad.

Entonces, si puedo juntar la parte de viajes y amigos, ya tenemos el pack completo.

 

Me dejas la última, es de padre, pregunta de padre. Porque creo que este podcast evidentemente lo van a escuchar muchas chicas adolescentes, como mucho las amigas de Lucía, cuando lo circule, pero yo creo que los padres de las chicas, igual sí. Que con algunos de los clientes sí hemos hablado de nuestros hijos esta conversación que surge. ¿Qué les dirías a estos padres para ayudarles a fomentar esas vocaciones científico-técnicas en sus hijas o sobrinas que se habla tanto y necesitamos?. «Chicas, no podemos renunciar al 50% del talento humano». Vale. Pero ¿qué hacemos?

 

Es difícil. Y mira que esa pregunta me la han hecho muchas veces. Y me sigue doliendo cuando ves que los números evolucionan tan lentos. Incluso, a veces vamos para atrás, en algunos casos, que es sorprendente, porque de verdad me cuesta creer que– sí, yo estoy muy convencida -y lo he dicho antes- de que hay una parte muy importante en la educación, desde muy pequeño, en las creencias que tenemos. Y hay un montón de estudios y experimentos que se han hecho, de que cuando pones a niños muy pequeños en ciertas profesiones, en seguida los clasifican especifican como de chica o de chico. Incluso, ¿quién es el que mejor se da en matemáticas en clase? Siempre señalan a un chico.

Y ahí están mucho la creencia y lo que ven. Entonces, tengo confianza de que  cada vez hay más visibilidad de ejemplos.

Creo que el tener referentes y ejemplos es muy importante, y los padres creo que son también, junto con la parte de la educación, unos responsables de asegurarse de que sus hijos tengan ejemplos y referentes de ambos lados, porque creo que es de ambos lados. Pero sobre todo, la parte de fomentar que en esa educación no hay diferencia entre hombres y mujeres para elegir a lo que te quieres dedicar. Quiero creer que la parte de la educación no depende solo de las profesiones.

Es una educación en diversidad, en general, de las capacidades que tenemos como ser humano. Y que al final todos somos distintos, no es hombres o mujeres, es que todos somos distintos Que yo tengo una hermana melliza y no nos parecemos en nada, absolutamente en nada, y lo que somos capaces de darnos la una a la otra, es brutal. Entonces, yo creo que el poder de los humanos está ahí, en que el ser diferentes nos hace mejores.

Y creo que hay que educar a la gente así, en que la diferencia es buena y no te limita a elegir o a decidir las cosas que quieres hacer, y hay que fomentar mucho esa parte desde pequeño. Creo que los padres tienen que hacer un trabajo de entender a qué están expuestos sus hijos, y asegurar que son capaces de dar todas las opciones para que no se generen esos errores de muy pequeños que no somos conscientes que nos estamos generando. Identificar que no se estén viendo limitados o, de alguna forma, empujados.

Yo siempre he dicho que si esos números fueran que realmente hay más hombres que les gustan las carreras de esto que a las mujeres, no son malos. Que cada uno haga lo que quiera hacer. El problema es malo cuando, realmente, sabes que hay niñas que simplemente han elegido ciertas carreras porque creen que es un mundo de hombres o porque no creen que vayan a tener oportunidades o porque faltan referentes. Yo, cuando me preguntan si he tenido algún referente, nunca he tenido un referente mujer, en el mundo este. Ahora, en el mundo profesional, sí que tenido la suerte de conocer mujeres increíbles, pero cuando fui tomando mis decisiones, más pequeña y joven, no tenía referentes mujeres. Y mi primer referente en el mundo de la ciencia fue mi padre, que era profesor de matemáticas. Y a mí, parecerme a él y saber, o que se me diera bien algo que a él se le daba bien, me hacía ilusión.

Es mi primer referente real y mi cabeza no decía si es un hombre o una mujer. Me hacía ilusión ser como alguien al que yo admiraba, y creo que esa parte es muy importante, que pongamos muchos referentes, pero sobre todo que seamos capaces de identificar si nuestros hijos están empezando a tener ciertos sesgos.

Y al final, ahí, creo que la única opción que tenemos, sin ser madre y sin ser experta en esto, perdónenme, el que piense que esto es imposible, no.

Pero cuantas más opciones pongas delante a tus hijos y más ejemplos, más difícil será que estén de alguna forma sesgados por ello. Igual que yo, también pienso que llevarlo al otro extremo es igual de negativo. Forzar a que tengan que ser, o que solo que tengan que ver mujeres en este mundo, creo que también es negativo. Y que la educación no solo se tiene que hacer a las niñas, sino también los niños, porque en muchos casos los sesgos vienen también dados, porque si solo el trabajo se hacen en las niñas, pero al final las niñas se relacionan con niños también, y esa mentalidad la tiene que ver en ambos sitios.

Por eso, hay muchas de las iniciativas dentro de Ford, The Women of Ford, etcétera, que para mí, lo que siempre me encanta es ver cuando hay hombres dentro de la compañía liderando esas iniciativas. Creo que entonces es cuando hemos conseguido, realmente, lo que buscábamos.

Así que ese un poco mi pequeño consejo.
 
A ver, pero ha sido genial. Lo que tenemos que dejar aquí. Yo seguiría hablando hasta mañana, pero Paula tiene que volver a casa, Lucía tiene que hacer los deberes. Estas cosas. Que ha sido un placer tenerte aquí, Paula.

 

 

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