POST ESCRITO POR Santiago Ramos
De la economía circular al innowashing hay un paso.
La línea es extremadamente fina.
Personas que creen de verdad en reutilizar las cosas, reaprovechar para otros usos, reducir el impacto ambiental y se plantean ¿cómo podríamos…?
Por eso tienes que tener cuidado cuando apuestas por hacer proyectos de innovación basados en la economía circular.
Alguien puede entenderlo mal y acusarte de innowashing. De publicidad encubierta…
Para ayudarte, nuestro compañero Santi Ramos te cuenta cuáles son los 4 mitos de la economía circular.
Para que puedas preparar proyectos de innovación que funcionen y sobre todo, tengan impacto, con el vector de la sostenibilidad.
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La importancia de la Economía Circular
La economía circular ha dejado de ser una moda.
En los dos últimos años ha experimentado una evolución importante y cada vez está más en boca de todos.
Recuerdo cuando empecé como consultor/formador (hace ya unos cuantos años) que mi entorno se quedaba a cuadros cuando intentaba explicarles qué era la economía circular y cómo había dado un giro profesional desde la economía lineal (me relacionaban con temas financieros o bancarios, yo que soy químico).
Ahora suena algo más, pero no está exenta de claros y oscuros, de ciertos mitos que emborronan y desvirtúan la circularidad.
Vamos a verlos.
Los mitos de la Economía Circular
MITO 1: La economía circular es algo nuevo.
Siempre he comentado que nuestros abuelos y sus antepasados eran expertos en economía circular.
Reducían al máximo los residuos.
- No se tiraba nada de comida, se aprovechaba todo. (Ejemplo: las croquetas de la abuela)
- La ropa se reparaba y reutilizaba innumerables veces. ¿Cuándo empezaron a desaparecer las coderas y rodilleras de las fotos de la infancia?
- Prácticamente, llegaron a conocer las bolsas de plástico o los plásticos de un solo uso cuando empezaron a usarse.
- Los envases de vidrio se reutilizaban (más allá de devolverlos a la tienda).
- El concepto de reparar estaba a la orden del día (aparatos electrónicos, vehículos…)
Pues bien, en algún momento se rompió esta “rutina” y la cambiamos por algo diferente que nos ha traído a la actualidad.
OJO: no digo que cualquier tiempo pasado fuera mejor, ni mucho menos. Pero algo se ha torcido y podemos aprender de nuestros mayores.
Soy un convencido del desarrollo y de los avances que mejoran nuestra calidad de vida, pero de un modo circular y sostenible.
MITO 2: La economía circular es cosa de los demás (de las empresas).
Es algo que nos suele ocurrir cuando tenemos delante algo que no entendemos o se nos escapa: echamos balones fuera.
Este es el caso, la economía circular no es cosa de los demás y no lo podemos focalizar en las empresas.
El ejemplo que pongo es el de un taburete de 3 patas: las empresas, la administración y la sociedad. Si las 3 patas no están equilibradas, no tenemos un taburete, porque no nos podremos sentar, nos caeremos.
Si no conseguimos entender el papel y responsabilidades de cada uno en la economía circular, no tenemos futuro (este tema da para mucho más que un blog)
La administración está dando pasos, sobre todo desde la Comisión Europea y el Pacto Verde Europeo de 2019 (ya estamos en pleno segundo plan de acciones europeo de la economía circular).
Pero en España llevamos cierto retraso entre estrategias, planes de acción, leyes…, y las diversidades de acción desde cada CCAA.
Bajo mi punto de vista, este cúmulo de actividades diversas enturbia el avance.
Las empresas siempre han apostado por la eficiencia de recursos y procesos ajustados (un tipo de circularidad) pero les veo dos deficiencias: primero, una falta de método y, segundo, dar el salto a los productos y modelos de negocio circulares.
¿Y la sociedad?
Pues creo que no nos lo terminamos de creer y ponemos nuestras responsabilidades en manos de la administración y empresas.
No voy a hablar de reducir, reutilizar o reparar, pero sí de reciclar o separar en origen.
Preguntamos a nuestras familias y amigos y todos separamos los residuos, pero al echar un vistazo a los contenedores amarillos, verdes o marrones ¿qué vemos? ¿El problema es la formación/información o la motivación?
Dejo la pregunta abierta.
MITO 3: La economía circular es gestión de residuos.
En este caso, creo que el problema viene desde el interior de la economía circular y de cómo se trasmite.
Perdón, de cómo la trasmiten algunos de sus actores.
La economía circular es gestión de residuos, sí. Pero es el último paso y lo que menos valor preserva de los recursos que se han usado para producir un producto o servicio.
Aquí entran las “R” de la economía circular.
El orden que debemos seguir para preservar los recursos, y que coincide desde lo más eficiente a lo que es menos eficiente, es:
- Reducir: el mejor residuo es el que no se genera.
- Reutilizar: tantas veces como sea posible.
- Reparar: sustituyendo o arreglando aquel componente que no permite reutilizarlo.
- Refabricar: en el caso de que no sea reparable. De este modo, damos una segunda vida a los componentes válidos.
- Y si no es posible hacer nada de lo anterior, Como último recurso, antes de usar un vertedero o incineradora.
De esta forma, reutilizar o reparar será mucho más económico y rentable que refabricar o reciclar.
MITO 4: La economía circular es un asunto tecnológico.
Es indudable que la tecnología facilita la implantación de procesos o recursos circulares. Pero antes debe incorporarse el factor cultural.
Por desgracia, es habitual encontrar empresas que llevan a cabo cambios importantes en sus procesos, estructura, actividad…, con el fin de adecuarse a nuevas eficiencias, a actividades modificadas, a nuevos productos o negocios.
Pero terminan en fracasos o acciones inacabadas e insuficientes.
Todos estos cambios están asociados a inversiones importantes con nuevas tecnologías o líneas de producción, por lo que el fracaso es doble (no se alcanza el objetivo y hay unas inversiones que amortizar con un horizonte oscuro).
¿Qué ha ocurrido?
La respuesta suele estar relacionada con la cultura de empresa, porque el cambio no se ha realizado de forma transversal, porque no se ha formado e informado a toda la estructura, porque no se ha contado con todos los “actores” que forman parte del cambio.
Es decir, no se ha seguido un método de trabajo que garantice llegar al objetivo establecido de la forma más rápida y eficiente.
Más allá de que dispongamos de la mejor de las tecnologías.
Pues lo que he descrito de forma general es aplicable a innovar en economía circular.
No nos engañemos, aplicar principios y actividades circulares necesita de herramientas que nos ayuden a sistematizar y gestionar los cambios que se van a realizar en la empresa.
Incluida la incorporación de tecnologías que nos ayuden.
Una pequeña píldora de la innovación en Economía Circular
Tanto si vamos a empezar este cambio en nuestra empresa como si ya hemos dado los primeros pasos, la secuencia lógica que aplicamos en Innolandia para ir de lo pequeño (fácil) y terminar en lo grande (difícil) es:
- Empezar con los recursos y materias primas de origen circular y sostenible.
- Continuar por los procesos que optimicen el uso de recursos.
- Seguir con los productos basados en la circularidad y según las necesidades de los clientes. (Design thinking, análisis de ciclo de vida, ecodiseño)
- Terminar con nuevos modelos de negocio basados en la economía circular (servitización, logística inversa, modularidad, fidelización de clientes).
Implantar un método de trabajo fiable y reproducible nos permite crear una rutina, detectar desviaciones e implantar acciones que nos ayuden a alcanzar el objetivo de forma rápida y eficiente.
Es lo que hacemos en nuestro Circular Sprint.
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