Escrito por Ángela Medina.
Esta la historia de las intensas 48 horas que pasamos en el único evento al año en el que vamos todo el equipo de Innolandia.es.
El Collaborate de Atlas Tecnológico.
14 de octubre.
La aplicación del tiempo decía que no iba a llover, pero el norte no perdona ni a los que vivimos en él.
De noche y con un buen chaparrón nos dirigimos a Santander.
Me vino muy bien la fatiga, ya que a la mañana siguiente me esperaba un buen madrugón.
15 de octubre.
A las 07:30 ya estaba sentada en el autobús. Todavía era de noche, apenas empezaban a asomarse los primeros rayos de luz cuando llegamos a Treto para visitar la fábrica de SEG AUTOMOTIVE.
Pudimos ver la recién inaugurada línea de montaje de electrónica de la fábrica. Gracias a ella, ahora son capaces de fabricar de principio a fin uno de sus productos estrella, el alternador híbrido BRM.
Donde antes tenían que importar el componente electrónico, este nuevo módulo les permite crear todo in situ. Innovación pura y dura.
Al margen de esta novedad, el nivel de precisión de todas las máquinas que estaban en funcionamiento, el meticuloso flujo de procesos, de componentes… son las cosas que siempre me dejan fascinada en este tipo de visitas.
De camino a la siguiente parada, Grupo Consorcio, tuvimos la suerte de avistar los alrededores de las Marismas de Santoña desde el autobús. Nos encontrábamos en la mejor época para avistamiento de aves en esta zona: el otoño.
No sé si había algún fanático más de la ornitología como yo pegado al cristal, pero, aunque no distinguieras un gorrión de una paloma, el paisaje no tenía desperdicio.
Nada más llegar nos tapamos hasta las cejas por evidentes cuestiones de higiene. Cuando ya parecíamos cirujanos sin título nos adentramos en las instalaciones.
A todos los que estábamos ahí nos sorprendió el trabajo manual que hay detrás del proceso de envasado de productos en Consorcio.
Desde ese día me parece barato cualquier tarro de anchoas de su marca.
No hay ninguna máquina capaz de sustituir la delicadeza y el mimo con el que todas esas mujeres envasaban cada filete de pescado. Artesanas de primera categoría.
El contraste de la visita hiper-automatizada de primera hora de la mañana con la visión de decenas de personas en fila reproduciendo una tarea manual… muy anacrónico.
Aunque ya sabéis que en Innolandia no somos de esos que temen que la IAG les quite el trabajo, recomendamos a aquellos que sí lo piensan que se muden a Santoña y echen aquí el currículum.
La comida fue en el Gran Casino Sardinero, un imponente edificio en el que jamás habría pensado entrar a comer. El menú fue amenizado por Sebastián Ceria, un matemático argentino que en esta etapa de su vida ha decidido apostar por el Racing de Santander, el equipo de la ciudad. Una historia curiosa de la que disfrutamos entre cordero y helado de mandarina.
Arranca la tarde en las Caballerizas Reales del Palacio de la Magdalena. No voy a volcar aquí todos los apuntes que tomé porque no volveríais a leer nada escrito por mí, pero sí que voy a contaros qué me llevé de cada una de las ponencias.
José Manuel Sánchez Pedregal (MSA) deja claras dos cosas con las que nosotros no podemos estar más de acuerdo:
- Para hacer una buena gobernanza del dato hay que definir muy bien los procesos.
- El compromiso de la dirección es fundamental para el cambio cultural.
Si esto lo tuviera claro todo el mundo muchos de los proyectos que hacemos con clientes durarían la mitad de tiempo.
En la mesa redonda que le seguía, Construyendo el nuevo mundo conectado desde la industria, se abre un melón importante. ¿Seguiremos usando granjas de datos externas? ¿Empezaremos a construirlas nosotros mismos? La opinión era bastante unánime: zapatero, a tus zapatos.
Pedro Fernández Panizo (Florette) y Javier Beltrán (Kaira Digital) nos contaban en un conversatorio su propia experiencia como partners. Su amor (como otros tantos) surgió en Atlas Tecnológico. Dejaron claro que no podemos ir solos por la vida, y que cuando busquemos colaborar tenemos que encontrar a alguien que sepa de lo que estamos hablamos.
En la siguiente mesa, Conectando puntos, aplicación de la tecnología en la mitigación ante la transferencia de los riesgos industriales, salió algo que se nos olvida muchas veces a los que venimos de carreras más técnicas: hagámoslo fácil, hablemos sencillo.
Si en nuestros cursos de Innovación Aumentada soltásemos una chapa sobre algoritmos, probablemente lo único que os llevaríais sería un dolor de cabeza. Como en este, en muchos casos es mejor que nos ahorremos los tecnicismos para poder entendernos.
No puedo aguantarme. Tengo que decir que lo que vino después fue de mis momentos favoritos del evento. El recién estrenado Atlas Big Ideas pone a disposición de cada ponente 3 minutos para exponer una, más o menos loca, idea.
La alcaldesa Gema Igual propone un Hub Ciudadano para la ciudad de Santander, y en esta misma línea de la participación ciudadana, Guillermo Dorronsoro aboga por una sociedad civil más activa.
Ángel hace su primera aparición en este Collaborate. Propone una cantera de innovadores donde las ideas y proyectos dejen de quedarse atascadas en los cajones y exploren su lugar en el mercado.
Coni Retamal pone sobre la mesa la brecha de género del sector industrial, haciendo evidente la necesidad de una estrategia global que fomente la presencia de mujeres en este sector.
Natacha Kucic aborda la importancia de la filosofía y del pensamiento crítico, algo que si has estado con nosotros en algún curso de Innovación Aumentada sabrás que es un aspecto vital en la implementación de la IAG.
Oscar Lage propone la criptografía avanzada como herramienta de protección de nuestros datos, viniendo la que se viene con la IA.
Mireia García trae una idea muy divertida: el Tinder de las prácticas. Ante un alto porcentaje de insatisfacción de tutores y tutelados en las prácticas profesionales, propone una app inspirada en Tinder que optimice el proceso de selección de becarios.
Paco Jariego, harto de viajar 10 horas para trabajar 3 (esto nos suena de algo), propone S-ALAS, salas de telepresencia que acaben con las horas perdidas de un lado para otro.
Termina esta ristra de ideas Pedro Mier, que centró su intervención en la educación, y acto seguido recibió el premio Atlas Artífice 2024 de la mano de Ezequiel Navarro.
Me sigue pareciendo mentira que todas estas cosas pasaran en un solo día.
No quise perderme el cocktail y el networking que vino después, pero podría haberme ido directamente a la cama.
16 de octubre.
El segundo día estábamos un poco nerviosos. Ángel iba a hablar del proyecto de innovación en el que habíamos estado trabajando los últimos meses: el asistente virtual de Innolandia.
Programamos nuestro asistente de dos formas: un My GPT de Open AI y un modelo RAG (generación aumentada de recuperación). Probamos las dos tecnologías con 10 clientes. Ellos traían un proyecto y nuestros asistentes les asesoraban en todo lo que necesitaran.
Los resultados fueron esclarecedores.
Nuestros datos no estaban bien estructurados. Claro, nunca los hemos guardado pensando en utilizarlos de esta forma.
También nos dimos cuenta de que el RAG no aporta valor para contenido horizontal. La gente no quiere consultar teoría sobre conceptos de innovación, para eso tienen Innolandia VIP. Quieren resolver dudas aterrizadas a sus proyectos.
Pese a ir con el tiempo justo, Ángel consiguió contar la experiencia en tiempo record, Andrea y yo le animábamos desde la primera fila como dos cheerleaders.
Además de nuestro caso, compartimos escenario con algunos de nuestros clientes que también contaron sus experiencias: Cartif, Hinojosa y SPB. Es un gusto oír en sus relatos cómo aplican las metodologías de innovación en sus proyectos.
Llegó la hora de volver a casa.
Mi equipo y yo pudimos disfrutar de una última comida juntos en Santander. Para los que teletrabajamos estas cosas también son un buen momento para compartir ratos juntos.
Volvemos con un montón de ganas de seguir adelante, convencidos de que vamos por el buen camino y con muchas ganas del próximo Collaborate.
¡Gracias a todo el equipo de Atlas tecnológico por esta maravillosa experiencia!