
El secreto para conseguir que tus compañeros de otros departamentos empiecen apliquen la innovación en el día a día es ponérselo fácil
No hay más.
De tan obvio, parece absurdo.
Pero está científicamente demostrado.
En el libro “Diseña tu felicidad, cambia lo que haces y no lo que piensas” de Paul Dolan aparecen más de 100 referencias bibliográficas a estudios científicos que lo demuestran.
100 referencias
Suficiente para tenerlas en cuenta
Quizás es hora de probar otros enfoques
Menos racionales.
Y en este post te cuento cómo aplicar un enfoque basado en la “contextología” o ciencia del comportamiento para conseguir una cultura innovadora.
Cambia lo que haces, no lo que piensas.
Paul Dolan es experto en la economía del comportamiento y ha trabajado bastante para el gobierno del Reino Unido (antes de Boris Johnson), en el análisis de la conducta social y diseño de políticas sociales.
Llegué al libro de Paul Dolan de casualidad a través de un post de José Miguel Bolívar, experto en efectividad personal y GTD.
José Miguel es uno de mis consultores admirados y si venía recomendado, debería valer la pena.
Hasta aquí perfecto.
Pero qué tiene que ver esto con la innovación?
Pues mucho más de lo que piensas.
Al final las personas somos personas.
Da igual que trabajemos en innovación, en una nave espacial o picando piedra en una cantera.
Y las personas, estamos programados genéticamente, a través de la evolución para comportarnos de una forma concreta.
Así que entendiendo cómo nos comportamos las personas, podrás orientar tus esfuerzos de innovación y dejar de darte cabezazos contra la pared.
Conseguirás que las personas hagan (innoven) aunque piensen que no sirve para nada
La base científica para desarrollar una cultura innovadora
Piénsalo un momento
¿Cuántas personas participan en actividades de innovación en tu empresa?
Porque ese es el indicador real de que la cultura innovadora se está extendiendo en tu organización.
Más personas participando en innovación.
Dejar de ser los bichos raros de la empresa.
Ese es uno de los sueños ocultos que me han contado mis clientes en charlas de café.
Es posible conseguirlo, si cambias el enfoque
Déjame que vaya paso a paso.
#1 La principal barrera para integrar la innovación en el día a día
La situación actual del 99% de las personas en las empresas es que no tienen tiempo.
Están muy ocupadas en su día a día.
Con el teletrabajo, el 60% de las personas afirman que han alargado su jornada laboral.
Incluso, las personas que trabajan en innovación también están muy ocupadas haciendo seguimiento de proyectos o tareas administrativas de justificación.
Entonces….
¿Cuánto tiempo REAL queda para dedicar a pensar en innovación? ¿A generar ideas? ¿A explorar con clientes?
Nada.
Cero.
Por mucho que intentemos convencer a otras personas de fuera del departamento de innovación que se suban al carro, tienen demasiados obstáculos en su día a día.
Quizás quieren. Están convencidos.
Pero no pueden.
Las personas no tienen incorporada la innovación como algo normal en su día. Como un hábito. Algo que hacen sin pensar.
#2 Empatizando con tus compañeros
Vale, la situación es la que es.
¿Pero cuáles son los motivos profundos?
Cuando trabajo en proyectos de cultura innovadora, aplicamos un enfoque de diseño.
Los usuarios son los empleados de la empresa.
Hay que entender su día a día y por qué no participan en innovación.
Habitualmente salen tres cosas:
- No tengo tiempo
- No sé hacerlo
- No me importa (no le afecta y no tiene nada que hacer)
Pero la ciencia nos permite ir más allá.
Y esto es lo que he descubierto en el libro de Paul Dolan
“El cerebro tiende a seguir la norma porque es lo más eficiente para sobrevivir”.
Flipante!
Pura supervivencia.
Miles de años de evolución grabados en nuestro cerebro, e intentamos cambiarlo con cuatro charlas motivadoras.
¿Ves ahora por qué es importante para innovar?
Un insight brutal, con base científica.
Cómo se construye el hábito de innovar
Vale.
Tienes claro que para que las personas de tu empresa innoven en su día a día necesitas desarrollar el hábito de innovar.
Pues vamos a ver cómo desarrollar ese hábito.
Un hábito es un acto que realizamos casi sin esfuerzo, de forma automática, porque el cerebro lo tiene interiorizado.
Entonces se gestiona por lo que Daniel Kahneman denomina el Sistema 1 del cerebro, sin darnos cuenta.
El proceso que sigue nuestro cerebro para desarrollar un hábito es de 3 pasos
- Disparador: surge una situación concreta, ante la que busca una respuesta.
- El proceso: el conjunto de actos que realizas cuando surge esa situación y cómo reaccionas ante ella. El cerebro busca en su base de datos de patrones e identifica situaciones similares. Si en el pasado, has reaccionado de una forma, ese es el patrón que utilizará el cerebro
- Feedback o resultado. Si el resultado obtenido es positivo, el cerebro lo almacena. Muchos resultados positivos refuerzan el patrón de respuesta hasta convertirlo en hábito.
Ahora voy a aplicar a un caso real que he visto en varias empresas durante los últimos meses. Por supuesto, no diré nombres por confidencialidad.
Una empresa cualquiera, se ha visto afectada por el COVID. Un cambio drástico en la situación del entorno.
Ese es el disparador.
Los directivos de la empresa, que no tiene una cultura innovadora, convocaron reuniones urgentes para tratar la situación.
Pidieron soluciones a los asistentes. Un brainstorming improvisado de un par de horas.
La inmensa mayoría de las ideas se descartaron por la Dirección ya que no se veían viables. En el fondo el Comité de Dirección tenía claro lo que quería hacer.
Finalmente, eligieron algunas ideas para poner en marcha, de forma urgente, mientras intentaban que el barco no se hundiera.
Ese es el proceso.
Al final, la empresa puede que sobreviva de forma reactiva. Los directivos estarán contentos y habrán marcado el camino a seguir.
Pero el cerebro de las personas de la empresa ha registrado un resultado.
Ante una crisis, hacemos un brainstorming y aplicamos lo que dicen los jefes. Todos tranquilos.
Ese es el hábito que queda dentro.
Y así es imposible construir una cultura innovadora.
Por muchos talleres de Design Thinking y Open innovation que hagamos. Se quedarán en puro teatro.
La buena noticia es que estamos acostumbrados a desarrollar hábitos en nuestra vida.
Comer saludable, hacer ejercicio, leer, comprar en un supermercado….
Incluso podemos hacerlo con el hábito de innovar en el día a día.
Igual que el ADN del innovador
Factores de diseño para facilitar la innovación
Es posible que hayas conseguido que algunas personas de otros departamentos participen en actividades de innovación.
Pero una vez que vuelven a su día a día, la ola les arrastra.
Y vuelven a hacer las cosas como siempre.
Entonces, ¿cómo podemos facilitar la innovación de tus compañeros en su día a día?
La tesis del libro de Paul Dolan es
“cambia lo que haces y no lo que piensas”.
Es decir, deja de convencer a tus compañeros de lo importante que es la innovación y simplemente diseña un sistema que se lo ponga fácil.
Que esas personas, que ya están convencidas, reciban un empujoncito para empezar a aplicar la innovación en su día a día habitualmente.
Dolan propone un modelo de factores de diseño, testado por él y su equipo de multitud de casos.
De todas las variables, yo he seleccionado las 4 que creo que tienes más cercanas para poner en marcha en tu organización.
Y así, facilitar la innovación a tus compañeros.
#1 Primado
Se trata de diseñar y poner en marcha elementos sensoriales que nos animen a innovar de forma inconsciente
El efecto de la luz, los olores o el entorno medioambiental favorecen o impiden que desarrollemos hábitos concretos.
Por ejemplo, Pixar tiene unos baños únicos en sus edificios, lo que facilita que las personas se encuentren, charlen y de ahí salgan oportunidades de innovación.
Este es el fundamento de las salas de innovación y espacios abiertos: espacios de seguridad psicológica donde se puedan hacer las cosas de otra manera.
Ejercicio: ¿Cómo podrías incluir elementos de primado en los lugares de trabajo de tus compañeros para facilitar la innovación?
#2 Opciones por defecto
Tomar decisiones es un gasto de energía importante, así que nuestro cerebro intenta evitarlo.
Y para optimizar el esfuerzo, el cerebro suele elegir las opciones por defecto. El “siempre se ha hecho así”, donde no necesita hacer un esfuerzo consciente.
No es que no quieran. Es que el esfuerzo de hacer algo contra corriente es enorme.
Como te decía antes, pura supervivencia de la especie.
¿Cuál es la opción por defecto (escrita o no) que deben seguir tus compañeros ante un reto novedoso?
¿Innovar o hacer lo de siempre?
En uno de mis últimos proyectos, hemos diseñado una guía visible en el puesto de trabajo sobre qué hacer y qué herramientas de innovación utilizar ante diferentes situaciones.
Como una guía de reparación de una televisión.
Ejercicio: ¿Cómo podrías hacer que la innovación sea el enfoque por defecto para solucionar problemas?
#3 Compromisos
Está más que estudiado que si te comprometes ante terceros a hacer algo hay más probabilidades de que lo consigas.
Yo lo veo todos los días con mis clientes.
Cuando mentorizo equipos, se ven obligados a hacer el trabajo asignado, porque se han comprometido conmigo.
Y a nadie le gusta quedar mal.
Otra opción de mucho impacto es la de incluir la innovación en la asignación de objetivos individuales.
Ejercicio: ¿Cómo podrías reflejar compromisos públicos de tus compañeros para innovar en el día a día?
#4 Normas sociales
Igual que nuestro cerebro aplica el mínimo gasto para tomar decisiones, también lo hace para comportarse.
Copiamos los comportamientos y las normas de los grupos en los que estamos.
De nuevo, porque estamos programados evolutivamente.
Es complicado ir en contra de esto.
Así que para facilitar la innovación en el día a día es básico que identifiques a los cracks y los ayudes a juntarse.
Facilitar espacios de intercambios. Comunidades de práctica y aprendizaje.
Y que estos cracks actúen como evangelistas, a través de equipos multifuncionales.
Ejercicio: ¿Cómo podrías facilitar la creación de grupos que impulsen la innovación a través de su comportamiento?
Como ves, es un enfoque centrado en el diseño.
Vamos más allá de convencer con argumentos más o menos racionales de lo importante que es innovar. Ya has visto los resultados.
La oportunidad y el gran reto que tienes delante es diseñar un entorno de trabajo para facilitar la innovación en el día a día de tus compañeros.
Y si lo necesitas, será un placer ayudarte.
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